IRONMAN solidario: lo hemos vuelto a conseguir

Ironman solidario equipo Run 4 Smiles

Hol@ a todos.

Han pasado dos años desde que os contara mi aventura en el Triatlón de Vitoria y aquí estoy de nuevo para deciros que lo hemos vuelto a hacer, hemos vuelto a cruzar la meta de un IRONMAN, y de nuevo lo hemos convertido en un IRONMAN solidario.

Muchas cosas han cambiado desde que aquel 9 de Julio en el que me convertía en Finisher, bueno, una sigue exactamente igual y es que voy a todos los lados con una sonrisa y una alegría que me delatan.

Un IRONMAN solidario

Salíamos el Viernes Jorge y yo rumbo a Vitoria, para llegar con tiempo y poder tomarnos todo el sábado de previo, empaparnos de nuestro primer IM franquicia IRONṀAN®. Esta vez la logística familiar no me dejó ir con Paula que se quedó en casa cuidando a las niñas para que yo pudiera disfrutar de la carrera.

Llegamos al Hotel y no pudimos esperar, teníamos que disfrutar del ambiente, así que dejamos la maleta y nos fuimos a ver la ciudad… y nada más entrar nos encontramos con esto:

Ironman solidario equipo Run 4 Smiles

¡Que cerca y que lejos estábamos de pasar por debajo!

El día previo al IRONMAN

Nos levantábamos el sábado sin prisa, la consigna era disfrutar a tope del fin de semana, pero llegar a la carrera del domingo lo más descansados que fuera posible. Después del desayuno nos acercamos andando a recoger el dorsal, una caminata de 20 minutos en la que pudimos familiarizarnos con el circuito de la carrera a pie del día siguiente.

Llegamos al centro y… puro IRONṀAN®. Todo lleno de gente con sus mochilas de la prueba, sus camisetas de este año o de IM de toda Europa, muchos idiomas y sobre todo mucha sonrisa, todo el mundo estaba disfrutando de las horas previas a la carrera.

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Tras pasar por la carpa de merchandising y hacer un grandísimo esfuerzo por no comprarnos todo, nos fuimos a dar un paseo y a comer, la tarde estaba reservada para acercarnos a Landa (T1) y seguir respirando “carrera” por todos lados.

Al llegar al lago, sentimientos encontrados, el circuito estaba perfectamente señalizado con muchas boyas lo que facilita mucho la natación pero la primera recta parecía interminable, ¡madre mía que lejos se veían los 1.500 m!

Una vez solventadas la T1 y la T2 tocaba cenar y dormir que a las 6:45 nos recogía el bus en la puerta del hotel.

Domingo, día de carrera

Sonaba el despertador y amanecía el día… nublado y con frío, eso era bueno, no tenía pinta que fuéramos a sufrir mucho por el calor. Llegamos al lago y ya se respiraba adrenalina por todos los lados, algo a lo que contribuía mucho el speaker y la música de fondo, parecíamos gladiadores a punto de entrar en combate.

Llega la hora y todos en nuestros cajones respectivos, para mí otro acierto de la organización, lo de salir corriendo y tener que pegarte con todos no tenía mucho sentido y, al menos yo, empezaba bastante más nervioso. Haciendo caso de los consejos de Andrés, decido meterme en el cajón de 1:15h para evitarme presiones adicionales, no quería que me pasara lo mismo que en Guadalajara que obsesionado por la marca me olvidé de disfrutar. Llega mi turno 6, 5, 4 … 1 ¡a por todas!

Natación: 3,8 km

Entro al agua sabiendo que este año ¡no!, nada de pánico, ni corazón a mil… eso ya está medio superado. La gran ventaja de la salida por tandas/grupos, es que es mucho más fácil encontrar un hueco y con ello un ritmo casi desde la salida.

Pues eso, me pongo a nadar y las sensaciones son muy buenas, todo parece funcionar bien así que, sin forzar me pongo a tirar un poco para salir del agua en 1:07h (aunque eso lo he sabido después, decidí no mirar tiempos).

La salida del agua era mi primera prueba de fuego, en el último half ahí empezó “mi penar” ya que salí acalambrado y la bici se me hizo interminable… Primeros pasos y todo perfecto, me sentía fenomenal.

Ciclismo: 180 km

Pasamos la T1 y comenzamos la bici con muy buen ritmo y sensaciones. Aquí la consigna que nos habíamos marcado era cadencia buena, estar acoplado el tiempo que me fuera posible (no estoy muy acostumbrado a rodar) y castigar las piernas lo justo.

El circuito era conocido, eso era un punto a mi favor, pero apareció un invitado desde primera hora que nos hizo el peregrinar bastante más duro (al menos a mí), el viento.

Este año empezó muy pronto y para alguien que no está acostumbrado a rodar fue una tortura. Poco a poco veía como, aun manteniendo buena cadencia, el ritmo bajaba así que volvimos a reforzar el “olvídate del tiempo, hay que llegar a Vitoria” y retomamos el pensamiento del 2017 donde lo que me sacó adelante fue el marcarme pequeñas metas, cada una de ellas a los 10km… y así conseguí llegar a los interminables últimos 5 Km, esos en los que estás deseando dejar la bici y ver como te encuentras para la carrera.

Llego a la T2, dejo la bici y al poner los pies en el suelo veo que no hay dolor, molestias sí pero no dolor, así que esta vez sí voy corriendo a la carpa para cambiarme y empezar la carrera.

Carrera a pie: 42,2 km

Me tomo mi tiempo, la tripa volvía a dar pequeños avisos, y salgo a correr oyendo a Patricia y familia dándome ánimos ¡Os quiero!

Empiezo la carrera a pie con muy buenas sensaciones, con pequeños descansos en los avituallamientos pero con buen paso. Aproximadamente en el KM5 el gemelo me hace ver que está ahí, que voy más rápido de lo deseado así que decido dar un respiro a las piernas y bajar el ritmo durante lo que quedaba de primera vuelta y casi toda la segunda, controlando que lo del gemelo no iba a peor.

Llega la tercera vuelta y viendo que solo me quedaban dos pulseras (roja y azul) para llegar, decidí ponerme las pilas y metas más largas, tirar hasta que físicamente no podía más y fuera “necesario bajar el ritmo pero no parar”… y así llegamos al punto en el que te preguntan ¿pulsera?… si, la última, ¡la azul!

Ya estábamos, sólo quedaba llegar a la plaza, hacer un pequeño circuito y entrar en meta.

La llegada a meta

La entrada, creo que una imagen vale más que mil palabras, aunque me quedo con tres momentos:

  • Enfilar la línea de meta y ver que tenía toda la recta para mí.
  • Estar en la recta y oír “Nachete” y al mirar ver a Carlos con su medalla de Finisher.
  • Entrar en meta con los brazos en alto y oír al Speaker que dice “YO TAMBIÉN CORRO POR EUGENIA”… ¡Espectacular!

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Antes de dar las gracias a todos los que han hecho posible este reto quiero remarcar una cosa… Sí, IRONMAN® hace las cosas muy bien, cuida mucho los detalles, ese logo tiene algo que engancha, pero los que se merecen la medalla en Vitoria son todos los aficionados, no tengo mucha experiencia en carreras pero creo que es imposible ver una ciudad tan volcada con un evento durante tanto tiempo, para mí ellos son los auténticos responsables que esta carrera tenga esta historia.

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Quiero despedir el post con el agradecimiento sincero a todos los que han hecho posible que vuelva a Vitoria y disfrute más que el primer año:

  • A Paulita, que otro año más se ha tenido que “comer” mis madrugones, mis entrenos en casa, mis horarios y mi mal genio después de todas mis caídas (que este año han sido muchas) y quedarse con todas para que yo pudiera disfrutar de mi pasión ¡Gracias enana por hacerme las cosas tan fáciles!, sin ti es imposible.
  • Andrés, Fertxun y Antonio (el orden no importa), los “Sheriff” del Club Triatlón Boadilla. Gracias por todo vuestro cariño, vuestra dedicación, vuestra paciencia y vuestros consejos. Gracias por levantarme cada vez que caía, por escuchar mis problemas por muy tontos que fueran y por dedicar vuestro tiempo a hacerme más fuerte mental y físicamente… las cosas se pueden hacer bien y con el corazón, y el vuestro no os cabe en el pecho.
  • Patricia, Laura, Carlitos, Elena por volver a volcarse el fin de semana conmigo,  aguantar hasta verme cruzar la meta y por llevar en todo momento la camiseta de Eugenia para darme fuerzas en los momentos bajos… ¡Gracias familia!
  • Por último, a todos los que me han acompañado en los entrenos este año, principalmente a la marea verde TRICEB, para mí, el mejor Club de Triatlón del mundo, personas con un corazón a la altura de los entrenadores, que desde el primer momento y sin conocerme de nada me han abierto su corazón y han estado preocupados por hacerme sentir como si llevara toda la vida.
  • Una mención especial para mis compañeros de batalla: Carlos y  Jorge, sois muy grandes!

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Un abraz@

NG

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