Sonríe, estás haciendo lo que te gusta (leído en una pancarta Maratón Sevilla 2017)
Hola a todos
¡Por fin! Después de varios años intentando participar en esta prueba y aplazando en el último momento, ayer tuve la gran suerte de estar en la salida del Maratón de Sevilla , mi primer maratón y encima solidario, y lo que es casi mejor, tener las fuerzas suficientes para acabarlo.
Amanecía el día perfecto para correr. Había llovido por la noche y se veía un poco de viento pero las previsiones decían que no íbamos a tener temperaturas elevadas, quizá un poco de lluvia pero nada importante, el tiempo no iba a ser excusa.
Llegué al estadio con Jorge una hora antes de la carrera y, aunque era pronto, el estadio estaba lleno de gente preparándose. Como teníamos tiempo decidimos dar una vuelta por dentro para ver la pista, la meta, pero sobre todo el ambiente… ¡increíble!. La música a tope te metía de lleno en la carrera, todo eran sonrisas y gente con ganas de pasarlo bien, ya empezaba a mentalizarme de verdad. Después de dar una vuelta y cuando quedaba media hora para la salida me despido de Jorge (que no corría) y me voy hacia la salida que estaba a unos 800m del estadio.
Ya ubicado, después de calentar un poco y quitar un poco los nervios me metí en el cajón gris a la espera de comenzar la carrera. No sé cómo lo hacían los demás, yo veía a la gente super tranquila, hablando de otras carreras, estrategias… y yo estaba nerviosísimo. Aunque confiaba mucho en los entrenos realizados tenía ciertas dudas, nunca me había enfrentado a tantos KM, ¿y si no salía bien?. No había empezado a correr y estaba por encima de las 100 ppm.
A las 8:30, finalizada la cuenta atrás, empieza la carrera (aunque para mí realmente empezó a las 8:33 que fue el tiempo que tardé en pasar por debajo del arco de salida). Con los primeros pasos empecé a quitarme un poco de tensión del cuerpo, ahora a coger el ritmo y como me habían recomendado los expertos “Nada de cebarse aunque te veas fuerte, reserva que al final puede que lo necesites”… y vaya si tenían razón.
Los primeros 10 km fueron pasando casi sin darme cuenta. Según los recorría me acordaba de las personas que habían colaborado con nosotros y debían estar pensando en la carrera: CLC21, Sevilla Guest-house, Guadaltech, Ángel Lanza, Delia Cabot… pero si me lo permiten los demás, especialmente me acordé de la Familia Gros Giraldo por motivos obvios, sabía que mis padres estarían sufriendo sin saber que tal me iban las cosas.
Acabada esa distancia, el siguiente objetivo eran los 21 km. Durante estos primeros km tuve alguna pequeña molestia, nada importante de la que mi Ángel de la Guarda no consiguiera que me olvidara. Así pasaron otros 10 km con muy buenas sensaciones y buen ritmo: Namaste MJ, Llorens, Tapean2, Obymed, Guillen Vallejo… Al llegar al cartel de la Media todo iba muy bien, ritmo bueno y sin dolores, pero sabía que había gastado la primera “C”: Cabeza (sobre todo en la recta de Kansas City).
Finalizada la primera etapa, el siguiente paso era llegar al KM 30 donde sabía que me encontraría a Manolo. Estos 9-10 km pasaron un poco más despacio que los anteriores. Aunque aún me encontraba en terreno “de tirada larga” y que la alimentación e hidratación estaban siendo buenas, sabía que cada paso contaba más que los anteriores y empecé a pensar en aflojar un poco el paso y reservar un poco por si las moscas. Así pasamos los siguientes kilómetros: 4finding, Nuestra señora de Arévalo, Obymed y Bossa, para llegar al KM 30, el de mi hermana Verónica Gros.
Nada más pasar el arco vi a Manolo y con ello un poco de luz, me hacía falta un poco de animación. El día anterior y con un dorsal en la mano me dijo que no había entrenado para correr los 42km pero que 12 sí corría conmigo, y así lo hizo. Según se pone a mi lado me dice:
¿Cómo vas?,
Apretado” Manolo – le dije.
No te preocupes, no hables ya voy yo contando cosas para que te olvides de los KM.
Aquí empezaba la parte más desconocida para mí, esto ya estaba fuera de mi experiencia y de mis tiradas largas, en los 10 km anteriores había gastado la segunda C: “Corazón”.
Los kilómetros siguieron pasando: Bossa, Fundación Cadete… hasta llegar al KM34: Obymed. En este punto empezó a torcerse la carrera, la cadera parece que comenzó a acusar la acumulación de Kilómetros y dijo que hasta ahí habíamos llegado, a falta de 8KM parecía que no podíamos seguir, no era capaz de dar un paso, el dolor era casi insoportable.
Aquí es donde Manolo entró en acción, agachado a mi lado me dijo: “Nachete, estás a 8km de conseguir que todos los esfuerzos y madrugones hayan merecido la pena, piensa que en el estadio están esperándote Paula, las enanas y Vero, no puedes parar ahora”… en ese momento me agarré a la tercera y última C: “Coj…”.
Como me decía Manolo, ya no es cuestión de tiempo ni de disfrutar, sólo hay que llegar. Y tenía razón, las calles de Sevilla llenas de gente animando (más si cabe que en los KM anteriores), el recorrido precioso, el día con Sol ya casi no importaban, yo solo tenía una cosa en mente, cerrar los ojos y aprender a soportar el dolor.
A partir de aquí, cada ambulancia, puesto de la Cruz Roja, voluntario con Reflex… era una parada obligatoria, era necesario tener engañada a la cadera (y quizá también a mi cabeza). Yo creo que aquí los kilómetros pasaron a ser kilómetro y medio ¡no terminaban nunca!
Así fuimos pasando kilómetro a kilómetro; KM 35: Club pierdo peso, sólo quedan 7; KM 36: Embryocenter, sólo quedan 6; en este kilómetro tuvimos un momento de alegría, Laura, Casilda y Marcos estaban esperándonos con la camiseta de “Yo tb corro por Eugenia”. Laurita, perdona, no pude ser muy efusivo, estaba tan concentrado en el dolor que no tenía fuerzas para otra cosa.
Al poco tiempo y pasando por el KM 37-38, otra inyección de motivación, Roberto y María Salud estaban animando en persona en su KM (Copi-Andalusi), foto y gritos de ánimo que me hicieron pensar de nuevo en el estadio… ya no quedaba nada.
A los pocos metros un punto complicado, finalizando el KM39 y pensando en nuestros amigos de Prommos llegó una pequeña cuesta que ayer me pareció digna de una etapa del Tour, yo creo que tuve hasta vértigo. Manolo, que lo vio venir, puso la mano en la espalda, más que empujar lo que hizo fue asegurarse que no me paraba y echaba el ancla. Pasado ese punto enfilamos nuevamente el KM40 de Guadaltech… ¡qué diferencia con aquel KM8!
Ya teníamos el estadio a la vista pero, al igual que cuando corrí la Media Maratón hace unos años, daba la sensación que no se acerca sino que se aleja, ¡madre mía!.
Solo dos kilómetros para el final, sólo me quedaba el KM41 de la Clínica del Parque y el KM42 de Eugenia. Yo creo que han sido los Kilómetros más largos de mi vida, la gente animaba y te dedicaba una sonrisa que te hacía ver que lo ibas a conseguir pero ¡qué lejos estaba!.
Al entrar por el túnel del estadio y oir como Manolo me iba gritando “Lo has hecho”, “Lo has hecho” empecé a darme cuenta que ya estábamos ahí, ya se oía al speaker dar la enhorabuena a todo el mundo. Entonces levanté la cabeza y vi a toda la familia: Paula, Vero, Javier, Marifé, Adriana, Lucía, Covadonga, Lola, Carlota y Edu, ahí estaban todos gritando y moviendo los brazos… “GRACIAS, OS QUIERO”!!!
Entré en la meta, ya era finisher. Tenía ganas de llorar pero no sabía si era de la emoción, del dolor, lo único que hacía era abrazarme a Manolo y agradecer que hubiera estado ahí, mi guía y voz de la conciencia durante los últimos 8km.
Según iba andando (bueno andando, mis hijas decían que me parecía a Olaf el de Frozen) pensaba que ser Finisher era la mayor satisfacción del día, pero salir del estadio, ver a todos y abrazarme a ellos superó ese momento y lo hizo aún más grande pero había algo que me rompió los esquemas y que cada vez que me acuerdo se me saltan las lágrimas…
Carlota, Carlotita, mi sobrina de 5 años y ahijada, se acercó dónde estaba tumbado y alargando la mano con una sonrisa enorme y me dijo: “Toma padrino, para la silla de Eugenia”… ¡eran todos sus ahorros!… ¿Os podéis imaginar mi cara? No tenía palabras.
Muchas gracias a todos los que habéis hecho posible este Maratón: a los que habéis colaborado patrocinando Kilómetros, a los que me habéis ayudado con la web y el reto, a mis cuñados por aguantarme el fin de semana, a los que os acercasteis a la carrera a darme un grito de aliento (Ana, Ignacio, Laura y los niños…) a Paulita y las niñas por aguantar mis madrugones y entrenos y a Manolito porque desde que dijo que me acompañaba en la carrera se cuidó como si fuera a correr los 42 km.
Os quiero mucho a todos… ahora a por el IM de Vitoria!!
Nacho Gros